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Días sin rastro de Blanca Estela, desapareció afuera de un centro nocturno de Tlaxcala

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Investigación

Días sin rastro de Blanca Estela

Desapareció afuera de un centro nocturno

Por:

Ana Laura Vásquez

Blanca Estela Carrera Rosas concluyó su jornada laboral como mesera y bailarina en un centro nocturno llamado “Bora Bora”, en San Pablo del Monte, Tlaxcala. Afuera de ese mismo lugar desapareció el pasado 7 de junio, y hasta la fecha no hay rastro de ella.

Días y días lleva desaparecida; hasta el lunes 23 de julio sumaban 53 días sin rastro de ella, y nadie, más que sus familiares, la ha buscado porque temen que haya sido retenida por una red de trata de personas con fines de explotación sexual forzada o, incluso, privada de la vida.

 

Blanca Estela Carrera Rosas.

“Ella desaparece el día 7 de junio, a las seis de la mañana, y se supone que la amiga, compañera de trabajo y de cuarto, que la abandonaron ahí ese día, llega a la casa, yo creo que se duerme la muchacha, o sea ven que no llega. Ven que no llega, a las seis de la tarde empiezan a buscarla. Ya habían pasado, ¿qué sería?, doce horas”, relató un familiar.

Fue el hijo mayor de Blanca Estela, quien alertó vía telefónica a su familia sobre que ella estaba desaparecida. “No encuentran a mi mamá”, expresó entre lágrimas.

Una activista acusó que esta mujer de 26 años, además de desaparición, es víctima de discriminación por el trabajo que realizaba.   

“Nadie la ha buscado. Parece que hay un código y su único crimen de ella, pues, es haber sido trabajadora de un centro nocturno”, sostuvo Félix Pozos, abogada y activista.

También, la hermana de Blanca Estela publicó en Facebook que “desgraciadamente mucha gente juzga y se burla por el tipo de trabajo, ella solo era de su trabajo a su casa, es madre de dos pequeños, ella no abandonaría a sus hijos”.

Hay Gato Encerrado.com solicitó información del caso al Gobierno de Tlaxcala, pero personal de la Coordinación de Comunicación Social (CCOM) indicó, el pasado 16 de julio, que no encontraban el tema y lo estaban rastreando, pese a que Blanca Estela lleva más de un mes desaparecida y de que existe una ficha de búsqueda con todos sus datos. En los días posteriores, la misma dependencia ya no respondió a la solicitud.

Tiene cabello ondulado, largo y de color negro, sus ojos son café obscuro, nariz mediana, labios gruesos, piel morena clara, mide 1.45 metros de estatura y pesa 45 kilogramos; así describe a Blanca Estela, la ficha de búsqueda emitida por la Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas y no Localizadas (FEPDNL).

La joven estaba en el municipio de San Pablo del Monte, el día de su desaparición, según lo precisa el mismo documento oficial, el cual omite el detalle de que se encontraba afuera del “Bora Bora”, donde trabajaba, y ese 7 de junio, a las seis de la mañana había concluido su jornada.

Tiene tres tatuajes, dos en tinta negra con las figuras de una “pluma con la letra D” en la clavícula del lado izquierdo, y otro más, con la forma de la Santa Muerte, atrás de la oreja derecha. Otro de sus tatuajes es a tinta roja, en el abdomen, con la figura de “palomas y la leyenda JOSHUA”. También tiene una perforación en el ombligo con arete, y un “diente medio superior partido” con el “hueco visible”, según lo que describe la ficha de búsqueda.

Los familiares, en calidad de víctimas indirectas, no presentaron la denuncia en la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) porque ellos no son originarios de Tlaxcala, y personal de la dependencia les exigía quedarse en la entidad para que se investigara el caso. Consecuencia de ello, la carpeta de investigación inició en Veracruz, entidad donde ellos tiene su residencia.

Personal de la PGJE se comprometió a mantenerlos al tanto del transcurso de la investigación, pero desde que se formalizó la denuncia no hubo más comunicación.

“He hablado por teléfono a procuraduría, pero no me contestan, hablé con los de búsqueda y me dijeron que me iban a hablar; no me han hablado. He hablado hasta con los de Puebla y me dicen que ese no es su territorio de ellos. Nadie nos sabe decir nada y ella sigue desaparecida”, comentó un familiar, de quien por razones de seguridad se reserva su identidad.

Entre amenazas, extorsiones y pistas que apuntan hacia trata, buscan a Blanca Estela

Tan pronto los familiares comenzaron la búsqueda de Blanca Estela y a propagar su imagen en redes sociales, también empezaron a recibir amenazas y extorsiones, incluso de un hombre que se hizo pasar como “el procurador”.

“Nos han mandado mensajes, nos han dicho que quitemos todas las publicaciones, y que así nos las van a regresar que porque la plaza de allá se está calentando mucho. Yo lo único que les dije es que una vez que ella regrese todo se quita”, expresó un familiar.

Un hombre que usa el perfil de Facebook, “Luis VzKz”, contactó a los familiares, ante quienes se presentó como “el procurador” y ofreció entregarles los videos del C5, así como la ruta que siguió un supuesto vehículo que abordó la joven desaparecida afuera del centro nocturno “Bora Bora”.

Sin embargo, a cambio de ello solicitó servicios sexuales a las mujeres familiares de Blanca, además de que no dijeran nada del trato, una vez que entregara los materiales prometidos. Esta es una técnica que utilizan los extorsionadores que se aprovechan de las condiciones emocionales en las que se encuentran las personas con un ser querido desaparecido.  

Blanca Estela llegó a San Pablo del Monte para trabajar en el centro nocturno “Bora Bora”; se instaló en un cuarto con domicilio en el Barrio San Bartolomé, donde llevaba dos meses y compartía habitación con otras mujeres que trabajaban en el mismo lugar.

El día de su desaparición, justo a fuera del centro nocturno, tuvo una discusión con una de sus compañeras de cuarto y de trabajo.

La activista, Yeny Chárrez, quien se nombró asesora jurídica en el caso, informó que tienen indicios que, desafortunadamente, no les dan “buenas noticias” para conocer qué pasó con la joven desaparecida.

“Pero al final, preferimos nosotros, como activistas, y los familiares, tener una respuesta”, dijo afuera de la PGJE, acompañada de uno de los hermanos de la víctima.

Entre los mensajes positivos y negativos que recibieron los familiares, un usuario de redes sociales envió las fotografías de un cráneo y restos óseos humanos hallados dentro de una barranca, en el municipio de Tenancingo, Tlaxcala. Al lado de los huesos había una zapatilla cubierta de brillos, similar a las que portaba Blanca Estela el día de su desaparición.

“No fue un acto de investigación de la procuraduría, fue la familia, fue a través de la ciudadanía, que, como siempre, son los que verdaderamente ayudan a la localización de las personas. Y una de esas llamadas puede ser la que dé con la realidad de lo que ocurrió ese día que desapareció Blanca Estela”, comentó.

Aunque tienen imagen de la zapatilla y la localización de los restos óseos, todavía no hay evidencia de que pertenezcan a Blanca Estela.

Chárrez remarcó que a la joven se le perdió el rastro en el corredor de la trata, como se le conoce a la zona que abarca desde Apizaco, hasta San Pablo del Monte, y la zona colindante con Puebla, donde abundan lugares que ofrecen servicios del mercado de la explotación sexual.

“Para nadie es una sorpresa, es el corredor de la trata; o sea, nadie puede decir que no lo es. Es el corredor de la trata y por eso la importancia”, acotó.

Subrayó que Blanca Estela trabajaba como mesera en el centro nocturno, “y su desaparición fue al salir de este lugar”. Aunque en días anteriores, medios de comunicación de Tlaxcala y Puebla consignaron notas informativas, basadas en declaraciones de sus familiares,  que era bailarina.

“Es una zona roja, conocida, está San Pablo del Monte, Tenancingo, pero ya sabemos que realmente todo el tema, tanto de desapariciones y víctimas de trata, pues es esa zona y estamos muy conscientes de lo que eso significa”, puntualizó la activista.

“A todas las mujeres nos deben buscar”

Félix Pozos, activista y abogada.

Sea bailarina o mesera de un centro nocturno, independientemente del trabajo que decida ejercer, toda mujer merece ser buscada en caso de estar desaparecida.

Así lo coincidieron y exigieron las activistas, Félix Pozos y Yeny Chárrez, en Tlaxcala, tras conocer de la discriminación y revictimización en agravio de Blanca Estela.

Ambas denunciaron que las autoridades locales no buscaron a la joven desde el primer momento que supieron de su desaparición, solo porque era trabajadora de un centro nocturno y, por tanto, también han incurrido en una serie de omisiones.

“Estamos viendo un fenómeno de discriminación entre nosotras mismas las mujeres, las activistas, y creo que todos los seres humanos tenemos el derecho de que nos busquen y que nos encuentren, no nada más cierto sector o porque tú eres trabajadora de un centro nocturno, o incluso, porque hay mujeres que deciden por propia voluntad dedicarse al oficio más antiguo y no dejan de tener derechos, y uno de esos derechos humanos, pues, es el ser buscadas”, sostuvo Pozos.

En un gesto de sororidad, esta activista se plantó sola frente al Palacio de Gobierno de Tlaxcala con un letrero para exigir la búsqueda de Blanca Estela.

“El Tlaxcala, a todas las mujeres nos deben buscar sin discriminación, como la que vive Blanca Estela Carrera Rosas, trabajadora del centro nocturno de S.P.M.”.

Afirmó que desde que la PGJE recibió la denuncia por la no localización de Blanca Estela, debió haber asegurado las cámaras cercanas de lugar de la desaparición, así como recabar los testimonios de las últimas personas que tuvieron contacto con ella.

Pero en lugar de ello, la joven fue revictimizada y discriminada solo porque trabajaba en un centro nocturno.

Trabajo forzoso, trabajo sexual y trata de personas: las diferencias

La Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), considera que “las personas trabajadoras sexuales viven altos niveles de violencia, prejuicios, discriminación y otras violaciones a sus derechos humanos”.

Además, son víctimas de discursos de odio que las colocan en mayor riesgo porque legitiman, multiplican y fomentan las violencias en su contra.

Blanca Estela, por ejemplo, no escapó de comentarios discriminatorios ni de los discursos de odio. Cuando comenzó a circular su ficha de búsqueda en redes sociales, así como hubo usuarios que expresaron empatía, otros, entre ellos mujeres, afirmaron que no merece ser buscada por las actividades que hacía dentro de un centro nocturno que exhibe a mujeres.

“Que no pidan apoyo para compartir porque nosotros no tenemos la culpa de que ande de (…) hay niñas que sí hay que darles prioridad para buscarlas”.

“Las consecuencias de querer ganar dinero fácil”, “Eso no es novedad, mucha mujer que le gusta el $ rápido le gusta ir a trabajar a esos negocios de vicio”, “Pues su misma familia la hubiera aconsejado para bien, hay tantos trabajos decentes y ahora que no anden chillando porque también les gustaba trabajar de eso”, son algunos de los comentarios de cibernautas.

“Independientemente de lo que ella se dedicaba, tuvo que salir de su estado para buscar manutención para sus hijos”, expresó Chárrez.

De acuerdo con el Conapred, “el reconocimiento legal del trabajo sexual debe partir de la complejidad de la realidad económica y situación laboral que la diversidad de las personas trabajadoras sexuales enfrenta, así como de la falta de igualdad de oportunidades en muchos casos”.

Blanca Estela ingresó al trabajo en centros nocturnos de Tehuacán, Puebla, Veracruz y Villahermosa, Tabasco, por sus condiciones de precariedad y porque fue abandonada por el padre de sus hijos; así que impulsada por la manutención de ellos fue que también llegó a San Pablo del Monte, Tlaxcala, donde permaneció hasta el día de su desaparición.

El mismo organismo contra la discriminación, reconoce el trabajo sexual el cual ocurre con la autonomía de las personas cuando estas deciden ejercer y ofrecer servicios sexuales o eróticos para obtener algún tipo de ingreso, y lo hacen en la vía pública, en algún establecimiento mercantil o inclusive vía internet, pero por cuenta propia y no obligadas.

La diferencia radica, por tanto, en la autonomía de una persona sobre lo que decide hacer con su cuerpo, pero esta actividad se distingue de la trata de personas en su modalidad de explotación sexual, al ser este último un delito y una grave violación a los derechos humanos de niños, niñas, mujeres y hombres.

La Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos, la define “trata de personas” como “toda acción u omisión dolosa de una o varias personas para captar, enganchar, transportar, transferir, retener, recibir o alojar a una o varias personas con fines de explotación”.

Blanca Estela y sus compañeras de trabajo tenían a dos representantes que se dedicaban a colocarlas en los diferentes centros nocturnos que operan en la región de Puebla, Veracruz y Tlaxcala.

Aparentemente, ella estaba en ese trabajo por su voluntad; sin embargo, organismos garantes de derechos humanos y de procuración de justicia reconocen otro delito conocido como trabajo forzoso.

Trabajo forzoso es el que realiza una persona en contra de su voluntad, aunque haya iniciado voluntariamente, después de ser víctima de engaños, retención de documentos, amenazas de violencia física o psicológica para ella o sus familiares.

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