Ángela Meraz León, presidenta de Unión y Fuerza por Nuestros Desaparecidos, fue asesinada dentro de su salón de belleza, en Tecate, Baja California.
La mujer se encontraba en su negocio, en la colonia Loma Alta, al oeste de la ciudad, cuando un hombre solitario le disparó sin mediar palabra.
De acuerdo con el diario local Zeta, el asesino escapó de la zona, y a un kilómetro del local quemó el vehículo que conducía.
Angelita, como era conocida, se convirtió en activista en 2018, año en el que desapareció su hermano Juan José, quien hasta la fecha no ha sido localizado.
Por su activismo a favor de las personas desaparecidas, la mujer fue recibió amenazas en redes sociales.
La Comisión de los Derechos Humanos de Baja California condenó el asesinato y pidió a la Fiscalía estatal investigar y localizar al culpable.
“El ombudsperson, Jorge Ochoa, emitió un llamado particularmente a la Fiscalía General del Estado (FGE) para realizar las diligencias necesarias que permitan determinar el origen de esta agresión y evitar la impunidad”, según un comunicado del organismo.
En tanto, asociaciones de búsqueda de desaparecidos expresaron su indignación por el asesinato de Angelita.
“Ya no tenemos palabras para expresar nuestra rabia, indignación, dolor y desesperanza. Vivimos en un país acostumbrado a la barbarie”, publicó en redes sociales la agrupación Glorieta de las y los Desaparecidos de Ciudad de México.
En los últimos años incrementaron las agresiones contra las personas que tratan de buscar a sus familiares desaparecidos en Veracruz, Sonora, Tamaulipas o Guanajuato.
Por los ataques, las asociaciones incluso han pedido permiso y treguas al crimen organizado para continuar la búsqueda de personas desaparecidas.
El último caso fue el de Lorenza Cano Flores, madre buscadora secuestrada en Salamanca, Guanajuato, después de que asesinaran a su hijo y su esposo.
Las autoridades detuvieron a dos supuestos implicados en la desaparición de Cano; sin embargo, ella sigue en paradero desconocido.