Desde Apatzingán, uno de los municipios más afectados por la violencia en México, obispos y sacerdotes de las diferentes diócesis del estado exigieron a las autoridades de los tres niveles de gobierno poner fin a la violencia y la criminalidad.
En una misa celebrada en la iglesia catedral local, el obispo Cristóbal Ascencio García afirmó que Apatzingán, y en general la región de la tierra caliente, está experimentando “una violencia infrahumana” en la que grupos criminales han “secuestrado a comunidades enteras”.
“Como aspectos desfavorables no podemos ocultarlo, están presentes la corrupción, la violencia y las desigualdades sociales. Estamos viviendo las manifestaciones de una violencia infrahumana, pues los grupos delincuenciales han secuestrado sin control a muchas de nuestras comunidades con índices de violencia desconocidos hasta ahora”, apuntó.
Además, remarcó que se han impuesto como medio de sustento para sus operaciones el “cobro de piso a ojos vistos”, afectando a todos, pero especialmente a aquellos que tienen menos recursos.
“La impunidad y el crimen ante la violencia, pero también la impotencia de la sociedad ante las múltiples injusticias ha generado una cultura de desconfianza en las instituciones públicas y una corrupción generalizada”, puntualizó.
En este contexto, Ascencio García subrayó que los pastores no pueden quedarse callados y deben alzar la voz para exigir abiertamente el cese de “tanta violencia e impunidad”.
Desde el púlpito del altar mayor, instó a las autoridades y a la ciudadanía a unirse en un frente común y no quedarse de brazos cruzados. En sus oraciones, pidió por todas las víctimas de la violencia en la región, incluyendo a varios sacerdotes.
A pesar de la difícil situación, destacó que en Apatzingán todavía se mantiene una resiliencia social, en la que los ciudadanos preservan su identidad religiosa y su vida familiar.
La celebración eucarística se llevó a cabo en el marco del Encuentro Anual de la Provincia Eclesiástica de Morelia, en el que participarán el Arzobispo de Morelia, Carlos Garfías Merlos, y los obispos de Apatzingán, Lázaro Cárdenas, Zamora y Tacámbaro.