Por: Ana Laura Vásquez
En el patio vitral de la Cámara de Diputados de Tlaxcala, Damiana se levantó de su silla y exigió justicia para todas las mujeres que en el estado han vivido violencia; la justicia que ella no tuvo desde sus 15 años cuando se casó con su esposo y hasta que este falleció por asesinato, cuando ella ya tenía más de 30 años.
“Deben hacer justicia para las mujeres que sufren violencia porque por eso ya no se quieren ir a quejar las mujeres, porque no nos hacen caso, nada más nos tienen ahí o nos dicen que vayamos otro día”, dijo.
“Yo, una vez que me pegó mi esposo y fui a acusarme, siempre me dijeron que hasta que yo tuviera golpes, querían que me matara o que ya fuera muy delicada para que me hicieran justicia. Y la verdad nunca me hicieron justicia”, puntualizó.
Décadas de violencia física, económica y psicológica vivió esta mujer al lado de su cónyuge, y ninguna autoridad la auxilió ni creyó en su palabra a pesar de que ella buscó, en diversas ocasiones, protección y justicia. Suena mal, ella misma lo dice, pero su salvación llegó el día que asesinaron a su marido.
En el foro estaban reunidas decenas de mujeres para conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, con una jornada de reflexión a la que denominaron “Ni golpes que duelan ni palabras que hieran”.
Todas coincidieron en que han pasado los años y que hoy las mujeres denuncian más la violencia que viven, que como víctimas se atreven de dar sus testimonios públicamente, que hay nuevas instituciones, pero la justicia para ellas y la forma de impartirla es la misma.
También afirmaron que, aunque hay más mujeres gobernantes y más mujeres en las nuevas instituciones que las auxilian, y que estas afirman que en Tlaxcala se vive una nueva historia, la realidad sigue siendo la misma; mujeres violentadas y sin justicia.
De enero a agosto de 2023, de acuerdo con el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), que se nutre con estadísticas de las procuradurías y fiscalías estatales, Tlaxcala ocupó el octavo lugar en feminicidios, al registrar 14 asesinatos en agravio de mujeres, cifra equivalente a una tasa de 1.23 casos por cada 100 mil mujeres, indicador superior a la media nacional que es del 0.85 por ciento.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021, del INEGI, en Tlaxcala la prevalencia de violencia en agravio de mujeres de 15 años o más es del 69 por ciento. Ese porcentaje de mujeres ha vivido violencia a lo largo de su vida, tal como ocurrió con Damiana.
“Yo sufrí mucho con mi esposo, y yo creo que si él siguiera viviendo yo iba a seguir ahí sufriendo violencia porque él se drogaba y tomaba mucho. Sufrí mucha violencia, nos maltrataba a mí y a mis hijos”, asentó la ama de casa, quien ahora tiene 52 años de edad.
“Que las mujeres impartan justicia no garantiza justicia”
Tras escuchar el testimonio de Damiana, la presidenta de la organización Mujeres del Tercer Milenio, Catalina Flores Hernández, sostuvo que en el estado hay avances desde el gobierno local para prevenir y combatir la violencia de género en agravio de las mujeres, pero aún no hay garantía de justicia para las víctimas pese a que cada vez son más mujeres las que tienen esa responsabilidad.
Dijo que hoy las mujeres están a cargo de la administración pública de Tlaxcala, encabezadas por la gobernadora, Lorena Cuéllar, pero eso no garantiza justicia para las mujeres violentadas porque todavía sufren violencia cuando acuden a las instituciones para denunciar.
“Si bien es cierto se han constituido instituciones como la Casa de la Justicia de la Mujer, la gobernadora ha instruido que se tenga que combatir, pero falta la sesibilización por parte de las autoridades que debieran impartir la justicia. Ya lo escuchamos de viva voz, mujeres que han vivido violencia y que cuando llegan a las instituciones, te dan vueltas, te aburren, te llevan para un lado y para otro”.
“Te dicen que los moretones que traes no son graves; o sea, que tienes que llegar con las tripas de fuera para que entonces sí sean graves. El hecho de que las mujeres sean quienes imparten la justicia no te garantiza que realmente te atiendan”, expresó.
Recordó que Tlaxcala tiene activa una alerta de género por violencia contra las mujeres, por la cual se crearon instituciones y se emprendieron acciones, pero las actitudes y conductas de las mujeres en el sector público son las mismas.
Por tanto, aceptó que a la vez que surgieron dependencias públicas con perspectiva de género en el gobierno local, también creció la burocracia representada por mujeres que ocupan cargos públicos por los vínculos de amistad, políticos o familiares con los gobernantes más que por su capacidad y experiencia en temas de violencia contra la mujer.
“Queremos creer, de buena fe, que esas instituciones son para beneficiar a las mujeres porque sería muy lamentable que sigan ocurriendo las cosas como en el pasado, que era la novia, la esposa, la hija, la amante la que está en un espacio, sin analizar que tenga capacidad y ese servicio de atender mujeres que llegan con la frustración, el coraje y la decisión de denunciar, pero cuando llegan y se topan con que las hacen esperar todo el día, pues dicen ‘mejor me voy’”, indicó la activista.
Flores Hernández insistió en que hay avances porque en administraciones pasadas los gobernadores se negaban a declarar la alerta de género en Tlaxcala, pero una vez que tomó posesión en la gubernatura local la gobernadora Lorena Cuéllar, se declaró la alerta; sin embargo, en la primera evaluación sobre las acciones emprendidas para prevenir y combatir la violencia con las mujeres, el Gobierno estatal salió reprobado.
Destacó que en los municipios de Tlaxcala es mayor la incidencia de violencia contra las mujeres, persiste la trata de personas con fine de explotación sexual forzada y, “tristemente, hay muchas cosas negativas”.
“Si en lugar de antros, cantinas, se prohibiera todo eso porque nos genera focos rojos y sabemos que en la parte sur está el tema de trata de personas, donde desaparecen las muchachas, las niñas, es algo muy grave”.
“Hoy hay diputadas, hay mujeres en el gobierno, pero en la sociedad todavía sentimos que hace falta más para que vaya disminuyendo la desigualdad que vivimos las mujeres”.
Del Centro de Justicia a la procu, el viacrucis de las mujeres violentadas
En el mismo patio vitral de la Cámara de Diputados del estado, la directora del Instituto Municipal de la Mujer de Mazatecochco, Florencia Saucedo Sánchez, encaró a la Secretaria Técnica de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas y Ofendidos del Estado de Tlaxcala, Dora Hernández Roldán, para reclamar la negativa de justicia para las mujeres víctimas de violencia física y sexual que ella ha canalizado a las dependencias del gobierno local.
Antes, la funcionaria había presumido que en administraciones pasadas a las mujeres violentadas las andaban trayendo de un lugar a otro, pero según ella, en la actual administración ya es una nueva historia y eso ya no ocurre.
De frente y con micrófono en mano, Saucedo Sánchez, la contradijo. Sostuvo que las mujeres violentadas llegan a las casas de justicia, al Centro de Justicia para las Mujeres, de ahí a la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), pasan hasta 10 horas en el intento de denunciar y prefieren desistir por el trato y la espera.
“Yo me he llevado a mujeres golpeadas y nos tienen desde las tres de la mañana hasta las ocho o las nueve vamos saliendo. Llevé a una chica a la casa de justicia, entró y le dijeron que no porque no traía señal de golpeada. Caramba, entonces quieren que ya lleguen medio muertas, solamente así nos van a atender”, espetó.
Otro caso que la funcionaria municipal narró fue el de una joven violada, quien del Centro de Justicia para Mujeres pasó a la “procu todo el santo día”, y el personal ni siquiera le recomendó algo para que no quedara embaraza del violador. Aseguró que la víctima de violencia sexual prefirió retirarse.
“Desgraciadamente no nos hacen justicia por eso muchas mujeres no quieren denunciar. Pasamos todo el santo día sin comer, sin salir de ahí porque estamos en espera y desgraciadamente no, por eso las mujeres nos callamos”, señaló.
“Eso no se vale, ustedes como autoridades que no les entre por una oreja y les salga por la otra, no; ustedes como mujeres nos deben hacer caso porque por eso hay muchas muertes de mujeres porque no nos hacen caso”, acotó.
“Me dijeron que eso no era gran delito”
Doña Damiana Saucedo recuerda que una de esas tantas veces que su esposo la golpeó, le arrancó parte de su cabello después de arrastrarla en la vía pública. En otra ocasión, la encerró en su casa, le pegó y la quiso matar con un machete. Fueron sus vecinos los que la auxiliaron y salvaron.
Una y otra vez, y cada que su esposo la golpeaba iba a denunciar ante el Ministerio Público de San Pablo del Monte porque ella es de Mazatecochco; en ninguna ocasión le aceptaron su denuncia y tampoco le hicieron justicia.
“Lo fui a denunciar, pero nunca me hicieron caso, siempre me decían que fuera otro día, me dijeron que tenía que llevar golpes, pero si hasta el pelo me lo arrancó y me dijeron que eso no era gran delito como para que yo fuera a denunciar”, relató.
Esta mujer vivió violencia desde niña ejercida por su padre y madre; a sus quince años decidió casarse porque creyó que sería su salvación, pero un año después de su matrimonio y de haber nacido su primer hijo, comenzó la violencia ejercida por su pareja.
Así, violentada, vivió más de una década hasta que asesinaron a su marido; años después quiso nuevamente formar una pareja que también la violentaba. Quedarse sola con sus cuatro hijos fue la opción para que no fuera violentada más.
Actualmente, ella se ocupa de que ni sus dos hijas sean violentadas en el matrimonio que han formado cada una, ni que sus dos hijos sean violentadores con sus respectivas parejas.
“Yo les he dicho que recuerden a su padre como un espejo porque mis hijos también vivieron violencia con él. Gracias a dios ellos no viven violencia y ni voy a permitir que mis hijas vivan así”, asentó.
Hoy, doña Damiana es consciente de que las mujeres no deben permitir la violencia en sus hogares ni que los ciclos se repitan con sus hijos.
“A mí nunca me hicieron justicia, me ignoraron, pero espero que en estos tiempos ahora sí se haga justicia para las mujeres porque mucha mujer todavía sufre violencia en sus hogares y eso ya no debe pasar”.
Damiana hoy vive sola, trabaja en el Ayuntamiento de Mazatecochco como la responsable de limpeza un trabajo que le permitió salir adelante con sus hijos e hijas y enfrentar la depresión que le provocó el haber sido una mujer violentada y sin justicia.
“Ahora me doy cuenta de que sí se puede, que todas las mujeres somos luchonas y que no debemos de permitir la violencia, que sí podemos salir adelante y que debemos apoyarnos como mujeres, denunciar y que nos hagan justicia porque así debe ser”.
Faltan valores, dice la gobernadora
Para la gobernadora de Tlaxcala, Lorena Cuéllar Cisneros, más que hacer más severa y pronta la impartición de justicia para las mujeres víctimas de violencia lo que hace falta son valores desde los hogares.
“Es algo que viene también desde los hogares, qué quisiéramos que esto no existiera porque de qué sirve que haya leyes justas o leyes fortalecidas si en los hogares hacen falta también los valores”, expresó.
En entrevista y tras ser cuestionada sobre la implementación de botones de pánico para auxiliar a las mujeres violentadas, señaló que la prevención de la violencia de género depende del trabajo en equipo entre el Gobierno local y la sociedad.
“Es un trabajo en equipo y que también las mujeres nos ayuden a hacer las denuncias, que nos ayuden a evitar que nadie sea violentada y que como gobierno estaremos acompañando”, comentó.
Presumió que el 60 por ciento de las acciones de la administración que encabeza van encaminadas a las mujeres.