De entorpecer los avances del proyecto para el saneamiento de la cuenca de los ríos Atoyac y Zahuapan, y de poner en mayor riesgo la salud de trabajadores de los ayuntamientos, estudiantes y otros sectores de la población, por exponerlos a la inhalación de vapores tóxicos, acusó el Centro Fray Julián Garcés (CFJG) a los alcaldes de los municipios de Tepetitla e Ixtacuixtla, Tlaxcala, Alan Alvarado y Jesús Pérez, respectivamente.
Esto, después de que ambos promovieron, a finales de octubre, la Primera Jornada de Saneamiento del Río Atoyac, que consistió únicamente en retirar basura, con lo que dieron por cumplida la recomendación 10/2017 que emitió la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en contra del Gobierno estatal de Tlaxcala y de los gobiernos municipales de Tepetitla, Ixtacuixtla y Nativitas por la contaminación de los afluentes, la cual representa una violación al derecho fundamental y universal de la salud.
Los dos alcaldes convocaron la jornada en la que participaron todos los trabajadores de los respectivos ayuntamientos, los alumnos de tres bachilleratos, el personal del Centro de Investigación y Biotecnología Aplicada (CIBA) del IPN, y vecinos de ambas demarcaciones.
El CFJG calificó lo anterior como una acción aislada que no resuelve la “situación de daño acumulado durante tantos años” en los ríos Zahuapan y Atoyac, y que incluso pone en riesgo la salud de quienes participaron porque estuvieron expuestos a la inhalación de vapores tóxicos en los que se convierte el agua.
En entrevista, Alejandra Méndez, directora del CFJG, aseveró que los municipios por los que cruza el río Atoyac enfrentan una emergencia sanitaria ambiental misma que solo será resuelta con un programa integral de saneamiento, no con acciones parciales y aisladas limitadas a retirar basura, construir plantas de tratamiento que no funcionan o impartir capacitaciones sobre contaminación.
Detalló que investigadores e investigadoras del Conacyt, han demostrado que el agua de los dos ríos que confluyen entre los estados de Tlaxcala y Puebla contiene benceno, tolueno, cloruro de metileno, xileno y metales pesados.
“El benceno está considerado ya como un cancerígeno, son sustancias que vienen de la industria, no vienen de los hogares”, acotó.
Méndez remarcó que las acciones para el saneamiento de las cuencas deberían estar enfocadas a realmente reducir los niveles de esas sustancias químicas que se han detectado científicamente en el agua porque una vez que esto ocurra también disminuirá la contaminación y los efectos en la salud pública.
Destacó que los dos cuerpos de agua registran altos índices de contaminación, por tanto, requieren de un proyecto integral con acciones conducentes para el saneamiento del agua, del aire, suelo y de las demás dimensiones de la vida comunitaria que han sido afectadas por esa polución.
La representante de la organización expuso que, si las autoridades municipales están interesadas por sanear el río y resolver la problemática socioambiental, provocada por la contaminación, deberían empezar por eliminar las emisiones y descargas tóxicas que realiza la mediana y gran industria a la cuenca.
“Varias industrias están conectadas a los drenajes municipales, que no se permita esa conexión, que se dejen de conectar las industrias a los drenajes municipales porque las plantas (de tratamiento) son biológicas y las industrias desechan tóxicos”, resaltó.
Mientras no suspenda las descargas, remarcó que cualquier acción resulta contraria al saneamiento de la cuenca y tiende a afectar la salud de la población porque ya se ha demostrado que el agua de los dos ríos contiene elementos altamente tóxicos que se respiran a través de los vapores que emite.
En un manifiesto de extrañamiento ciudadano, el CFJG advirtió que “es un peligro” que se haga participar en la recolección de basura a la orilla del río al personal de las presidencias municipales y se invite a la población a colaborar en trabajos a la orilla del río Atoyac y sus afluentes, “toda vez que se ha documentado por la misma CNDH y también por investigadoras e investigadores que mientras más tiempo se pase cerca del río más riesgo se corre de sufrir daños en la salud por respirar los vapores tóxicos por la mezcla de contaminantes que la mediana y la gran industria le descargan constantemente”.